Los graffiteros un mal urbano o artistas frustrados

lectura de 6 minutos

“Rayonean” paredes de casas habitación, locales abandonados, y lo peor lo hacen el plazas públicas y hasta en monumentos históricos. No hay control en la venta de pinturas en aerosol en los lugares de distribución.

Ante la creciente ola de graffiteros en la ciudad Dominio Público se dio a la tarea de investigar qué estaba pasando con la venta de pintura en aerosol a los jóvenes, y nos dimos cuenta que cualquier persona, hasta este momento, puede comprar este tipo de producto en las tiendas grandes departamentales, o sea no hay control, por lo que se nota en las paredes de toda la ciudad.

Algunos años atrás, en la administración de Cota Jiménez, nos dimos cuenta que se implantó un “control” en los dispendios de pinturas, ferreterías y tlapalerías, donde se venden pinturas en aerosol, en la que se restringía la venta a jóvenes, siempre y cuando presentaran una copia de su credencial. Y a los jóvenes que se pillaban infraganti, se les castigaba con volver a pintar con pintura comprada por ellos mismos, la fachada o la pared completa del inmueble dañado.

La medida dio resultados a medias, porque se controló un poco, los jóvenes que en su mayoría son menores de edad, no pudieron comprar su material para hacer fechorías en esos lugares, pero voltearon a las tiendas grandes, a las departamentales, en donde han encontrado su oasis para surtirse y seguir haciendo de las suyas.

La titular del departamento de Funcionamiento de Negocios, María José Valdez Ochoa, nos comentó que ya existen medidas para evitar la propagación de graffitis en la ciudad “desde antes de esta administración, en la administración pasada para apoyar en los giros comerciales que se tenga como las ferreterías, las tiendas de pinturas, los supermercados grandes, se les estaba pidiendo que por favor hicieran un padrón de las personas que compran pinturas en aerosol y se les pidiera una identificación como la credencial de elector”.

“Actualmente se está elaborando un proyecto para anexarlo al departamento de Funcionamiento de Negocios, porque ahora está fuera de nuestra regulación”, agregó la funcionaria estatal.

Valdez Ochoa señaló que “hasta ahora no se sanciona porque no se tiene reglamento o sustento legal en el que se pueda amparar para hacer este tipo de sanciones. El proyecto se está estudiando, se está terminando y esperamos que para este mismo año ya quede consolidado completamente y lo podamos ejecutar”.

Nos comenta una madre de familia que vive cercas de un par de escuelas, una secundaria y una primaria, que ve con total desagrado y molestia que más tardan las instituciones a pintar las paredes de los planteles, cuando ya están otra vez en las mismas o peores condiciones que antes, es el cuento de nunca acabar, comenta que no es nada agradable ver cómo los padres de esos vándalos no tienen control en ellos, ya que como padres debemos saber qué hacen nuestros hijos y cuáles son sus compañías, por lo que se puede uno dar cuanta cuándo o a qué hora se pueden hacer este tipo de mal vivencias.

El verdadero control, asegura la denunciante, está en la casa, con nuestras familias, es ahí donde se debe trabajar para tratar de corregir este tipo de acciones que denigran a las comunidades enteras, ya que por estar “pintarrajeadas” las paredes en una colonia o barrio, lo catalogan como violento o pandilleril, y eso no es cierto, como dicen por unos perdemos todos y es por esto que si las autoridades ponen su granito de arena controlando la venta de pinturas, y la sociedad pone otro granito poniendo atención en lo que hace su hijo joven en sus ratos libres y vamos a tener menos graffiteros.

Nos comentaron algunos jóvenes que hace tiempo se convocó a los graffiteros a un concurso de graffiti, pero con mensaje, en donde ellos plasmaran sus ideas y dejaran un mensaje a los jóvenes o a la misma sociedad, hubo algunos participantes, pero no se le dio seguimiento y la rebeldía de los jóvenes se volcó otra vez en las calles.

Recientes