Indígenas de Nayarit piden ayuda al Papa

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Representantes de pueblos originarios en Nayarit entregaron una carta a los representantes del Vaticano en México. Piden al Papa Francisco su intervención ante el presidente Peña Nieto para que su Gobierno impida las violaciones de los derechos de las comunidades indígenas en nombre del desarrollo.
El documento fue elaborado por habitantes de la cuenca del rio San Pedro Mezquital, en el declaran estar amenazados por el proyecto hidroeléctrico Las Cruces. “Su construcción pone en riesgo la continuidad como pueblo de nuestros hermanos indígenas, y afectaría irreversiblemente el patrimonio cultural, ambiental y económico de los nayaritas. Si Su Santidad así́ lo decide, su socorro pondrá́ esperanza y luz en nuestros esfuerzos por evitar el despojo. “
A continuación, el texto de la misiva dado a conocer por AIDA, organización internacional defensora de los derechos ambientales de los pueblos originarios.
Hermano Francisco:
Nosotros, Los hijos del Río San Pedro, nos dirigimos respetuosamente a Su Santidad, en ocasión de su próxima visita a México, para ofrecer nuestro corazón a la paz, la esperanza y al humanismo que Vuestra Santidad cultiva con obra y palabra.
Somos hijos de Dios y del Río, somos indígenas y mestizos, pescadores y campesinos, hombres y mujeres, estudiantes y niños, los más humildes entre los pobres y el prójimo más olvidado entre el prójimo. Pero somos también los más decididos a continuar siendo aunque nuestras vidas no interesen a los mercaderes.
La autoridad en nuestro país no nos protege, Santo Padre. Al contrario, nos persigue y violenta, nos engaña y abusa; se alza como un Goliat todopoderoso manipulando programas de gobierno, instituciones y aparatos judiciales para doblegar voluntades, acallar voces críticas y comprar complicidades por 30 monedas. Nos han condenado a desaparecer.
Es por esto, Hermano Francisco, que celebramos el esfuerzo histórico de protección de los recursos naturales y los derechos humanos que significa la publicación de vuestra Carta Encíclica Laudato Si’, en la que Su Santidad reconoce el aporte esencial de las comunidades indígenas en la promoción y cuidado de los recursos naturales y la cultura. Para los pueblos indígenas Náyeri, Wixárica, Tepehuano y Mexicanero, el río San Pedro no sólo es parte de nuestra vida sino fundamento de nuestra espiritualidad; todo su trayecto, cuencas y territorio que atraviesa son un espacio sagrado para afianzar identidad y valores.
Pero, además, Hermano Francisco, este caudal alimenta a Marismas Nacionales, uno de los humedales más importantes para la biodiversidad en la región y el planeta, y sustento de vida que por su relevancia internacional ha sido declarado Reserva de la Biósfera, Sitio RAMSAR y Sitio AICA. Sin embargo, Santísimo Padre, el Gobierno mexicano otorgó los permisos ambiental y de uso de agua para la operación y construcción de la hidroeléctrica Las Cruces sin haber garantizado los derechos a la consulta previa, modos de vida, religión y tradiciones de nuestros pueblos. De construirse la hidroeléctrica, las estructuras sociales de las comunidades ancestrales y ribereñas serán destruidas, así como sus sitios sagrados.
A ello se sumará la invasión de su territorio y el desplazamiento forzado de sus hogares.
Todo ello pone en riesgo la cultura milenaria y la continuidad del pueblo Náyeri, particularmente.
Hermano Francisco, la presión sobre las comunidades indígenas para imponer el proyecto Las Cruces va en aumento. Así lo demuestran las detenciones ilegales, las acciones de hostigamiento por parte del Gobierno y los actos que simulan una consulta previa, misma que no puede ser tal si el proyecto ya fue autorizado.
Es por todo esto, Hermano Francisco, que solicitamos respetuosamente a Vuestra Santidad que durante su visita al país interceda por nosotros ante el Presidente Enrique Peña Nieto, para que su Gobierno impida las violaciones de los derechos de las comunidades indígenas en nombre del desarrollo, y desista de llevar adelante el proyecto hidroeléctrico Las Cruces por los impactos de éste en las personas y el ambiente.
Su Santidad, esperanzados en el poder de su intercesión, nos despedimos con el deseo ferviente de que su Carta Encíclica Laudato si’ inspire e impulse cambios profundos en las políticas, prácticas y creencias de gobiernos, empresas, sociedad civil y en la mentalidad de cada prójimo, con miras a construir un mundo más justo, más humano y realmente sostenible.
Con respeto fraternal… Hermano Francisco: ¡Únete y participa!/ Angélica Cureño/Redactora

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