VICENTE FOX: EL BENEMÉRITO DE SAN CRISTÓBAL

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Alfredo Castañeda Vázquez

Analista político

 Vicente Fox es sin duda uno de los personajes de la política mexicana más atípicos y curiosos de nuestra historia contemporánea. Su paso por la presidencia de la república bien pudiera  representar un lamentable vacío histórico en el ejercicio del poder público; en gran medida como resultado de su forma de actuar y estilo personal para ejercerlo.

 Ranchero, inculto, bravucón, ignorante, misógino y extremadamente torpe, su administración pasa a la memoria colectiva mas por estar llena de anécdotas curiosas y vergonzosas que por los grandes logros de su sexenio. Fueron 6 años de folklore continuo que desperdiciaron la oportunidad para impulsar en México la tan necesaria transición democrática. Corrupción, influyentismo y deterioro de las relaciones internacionales fueron el sello de su desgobierno.

Como expresidente, Vicente Fox ha decidido volver a la escena pública por la puerta de la polémica y la burla general. No podría ser de otra manera. Imaginar que su reaparición fuera pertinente y cargada de matices intelectuales, no sólo implicaría desconocer su pasado, sino que además requeriría de un esfuerzo imaginativo sin precedentes para la mente de cualquier mexicano. Por algo fue apodado como el “alto vacío”.

Pudiera yo hacer un esfuerzo por entender sus declaraciones en medio de la campaña electoral por la presidencia de la nación el año pasado cuando manifestó su apoyo a Enrique Peña Nieto, generando el enojo y reclamo de sus copartidarios de Acción Nacional. Al fin y al cabo es un empresario que protege sus intereses en torno al poder. Pudiera también dejar pasar su pública manifestación de convertirse en un exitoso empresario de la droga –capo, pues- a partir de la legalización de la marihuana en México –discusión que actualmente se está dando y que el Centro Fox apoya- para llegar a ser un importante productor y distribuidor de cannabis. Lo que Fox no alcanza a entender es que esta discusión no gira en torno a la liberalización como negocio, sino desde la perspectiva de la salud y el ocio.

Lo que sí me parece un abuso –de su lengua, no de su cerebro- es la declaración de que ha sido el mejor presidente que ha tenido México. Mejor inclusive que Benito Juárez, a quien dice no respetar por haber intentado vender el país. Seguramente Fox ignora la carrera política que hizo el llamado Benemérito de las Américas y el reconocimiento mundial e histórico que se le hace a sus logros, hasta hoy vigentes. No es difícil suponer que dentro de las lecturas –pocas, supongo- que Vicente ha hecho en su vida, no esté la biografía de Juárez.

A quien dice superar se destacó desde joven por ser un brillante estudiante de abogacía que luego pasó a ser profesor e inclusive rector de su instituto. Fue diputado local y federal, gobernador de Oaxaca –impidiendo la entrada al estado de Antonio López de Santa Anna-, Ministro y presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Como presidente de la república combatió a los franceses, abatió a Maximiliano y restauró la república. En contraste, el caricaturesco Fox creció en la política con un perfil gris y lleno de ocurrencias. Ganó la presidencia de México vendiendo su imagen a un pueblo harto de la misma clase política de la que nunca se diferenció. Su legado a los mexicanos son las tristemente célebres frases como: “comes y te vas”, “¿Y yo por qué?” o “lavadoras de dos patas”, entre muchas, muchas otras.

La desproporción de sus declaraciones ha generado un sinfín de reacciones en los medios de comunicación y redes sociales haciendo burla de su inmodestia. Y no es que ser idiota sea un pecado o se deba castigar, simplemente presumirlo es lo que molesta a muchos.

Sé que mis palabras le hacen a Fox “lo que el viento a Juárez”, pero no quería dejar pasar la coyuntura para compartir mis reflexiones. Sólo puedo cerrar parafraseando a Don Benito: “El respeto a la estupidez ajena, es la paz”.

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