Preservan variedades criollas de maíz para frenar entrada de transgénicos

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Con la premiación de las mejores mazorcas y muestra gastronómica, concluyó la Novena Feria del Maíz en El Roble, Nayarit. En casi una década, comunidades indígenas han aprendido a valorar y defender las variedades criollas (nativas) y rechazar transgénicos e híbridos promovidos por grandes corporativos; este año el Inifap inicia estudios de productividad y valor alimenticio de semillas seleccionadas.

Con población wixaritari (huichol) y náyeri (cora) la fiesta desarrollada en lengua materna es muestra cultural y ambiental del quehacer étnico en Nayarit. Del 21 al 23 de marzo se llevó a cabo la exposición de mazorcas y variedad de semillas, muestra gastronómica, ceremonias religiosas, concursos y actividades recreativas entre visitantes y los escasos 500 pobladores que tiene la comunidad de El Roble, municipio de El Nayar.

En la zona montañosa de la entidad, durante tres días, mujeres, hombres y menores de edad participaron de encuentros, juegos, competencias y la entrega de regalos, despensas y otros obsequios. De acuerdo con las tradiciones wixaritari, al año se celebran cinco fiestas dedicas al maíz.

Gilberto González Rodríguez, investigador e iniciador de esta tradición, comentó que el mayor logro ha sido “la unión para la conservación de semillas nativas y de su cultura”. Hasta hace diez años, añadió, no había conciencia en los grupos étnicos de la importancia y valor de maíz “ahora si alguien viene y les pide semillas, ya no tan fácilmente las entregan” dijo.

El investigador universitario opina que otra ventaja es que a corta edad, las nuevas generaciones toman conciencia de la importancia de sus cultivos, su alimentación, la economía  y la subsistencia de su etnia con todos sus elementos culturales.

Asimismo se dio a conocer que el Inifap (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias) llevará a cabo un estudio consistente en obtener mazorcas de mayor pureza que sean reproducidas en el campo, de polinización libre

Agricultores de más edad recuerdan que hace diez años representantes de empresas implementaron un programa llamado “kilo a kilo” consistente en entregar maíz criollo a cambio de una variedad alterada genéticamente, con la finalidad que compraran nuevas semillas y con ellas, fertilizantes y agroquímicos de las trasnacionales, a pesar de ser comunidades empobrecidas o en pobreza extrema. /Angélica Cureño/Reportera

 

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