Palmar de Cuautla es más que un pueblo en desastre

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Tenemos varios atractivos para los turistas, a pesar de tener el pesar del abandono gubernamental, estamos vivos, dicen los habitantes

Los pobladores en Palmar de Cuautla, dicen estar descontentos con los gobiernos tanto municipal como del estado, no atinan a brindarles el mínimo apoyo para que su penoso mal, en donde el Océano Pacífico hace fuertes envestidas a las casas habitación, sin que hasta el momento han hecho poco o nada para evitarlo.

Haciendo historia, hace ya casi 36 años (en octubre de 1976) el gobierno federal anuncia la inauguración del canal en Palmar de Cuautla, el cual comunica a la laguna de Agua Brava con el Océano Pacífico, el cual le daría a los pescadores de la zona una gran ayuda porque inyectaría gran cantidad de agua a las cañadas y esteros que la producción pesquera incrementaría notablemente, sobre todo la de camarón.

Oh cruel realidad, se lamenta el pescado Ricardo Rojas, en ese entonces se hizo de una anchura de 20 metros con una profundidad de 2 metros, pusieron en la boca del canal unas colleras, que por razones que aún desconocemos apresuraron los trabajos y no concluyeron como debieran el importante proyecto de la zona. Ya que en menos de cinco años el golpe de las olas creció en profundidad y en anchura hasta un 600% acabando primero con tierras de cultivo cercanas al canal y redujeron la distancia del canal a la población, siendo originalmente de siete kilómetros, ahora ya baña los patios de las casas.

Si, dice el pescador, en un principio nos favoreció que las cañadas tuvieran mucha agua, ni nosotros nos fijábamos en lo rápido que iba comiendo el mar las tierras al grado de desaparecer todas las de cultivo que se ubicaban en las inmediaciones del canal con el rancho. Tuvimos grandes zafras de producción en pescado y camarón, pero fue más rápido en pasar que nosotros en darnos cuenta, ya que al irse ensanchando el canal entraba más y más agua a la laguna y a las cañadas, por lo que finalmente el producto que nosotros presumíamos teníamos exclusividad, se empezó a ir más lejos de nuestras pescas, a otros ejidos que en su vida habían tenido camarón. Nada más nos lamentábamos de lo que estaba pasando, ya nada se podía hacer.

Nuestro amigo pescador se estremeció al recordar cómo la única forma del sustento de la mayoría de los cuautleños había sido lanzada por el gran cauce del canal, tenían que sufrir ahora rechazo y persecuciones por parte de pescadores de los ejidos en donde se había ido el camarón.

Se trató de controlar el gran flujo de agua entrante del mar, pero fue inútil, nada ni nadie pudieron ya controlar las fuertes arremetidas, se volvió incontrolable; primero se “comió” las tierras de cultivo de más de siete kilómetros que estaban en las inmediaciones del canal y el poblado, ahora empezó a llevarse las casas. Algunas personas ya han sido reubicadas al otro lado del caserío, que los vecinos le han llamado a la nueva colonia “Zacatillo”, aunque no por eso están totalmente fuera de peligro, tarde o temprano les llegará de nuevo el mar, dicen.

No todo es desastre, comenta nuestro amigo Rojas, hay lugares inexplorables por la gran mayoría de los lugareños pescadores, ya que hay túneles naturales de manglares mucho más grandes que los existentes actualmente en La Tovara. Llegan a medir casi ciento cincuenta metros de largos con una vista extraordinaria para los visitantes más exigentes, al presentarse en forma de serpiente, en donde se pueden escuchar el trinar de varias especies de pájaros exóticos, aún así no nos dan ningún tipo de apoyo para proyectos productivos, mucho menos turísticos.

Ya tuvimos la experiencia de que la madre naturaleza nos brindara un gran banco de cayo de hacha hace algunos ayeres, ahora tenemos la fortuna de ser los principales proveedores del mejor ostión en todo el estado, tenemos un gran banco de ostión, que alegra la vida de las familias del lugar.

La pesca no deja de ser una de las principales actividades económicas de los cuautleños, si no es que la única. La agricultura y la ganadería tenía un lugar entre los lugareños, pero con la poco o nulo apoyo de los gobiernos al campo de la región, no es redituable invertir esfuerzo en los productos del campo, señala Rojas.

No pedimos mucho, como dicen por ahí “ya no queremos con chongo, aunque sea pelona”, comenta Rojas, la gran exigencia de todos los pobladores, es indudablemente el gran riesgo de que el mar en una de sus grandes embestidas, finalmente un día en los que la fuerza de los vientos del norte lleven las aguas del Pacífico hasta bañar nuestros pies, o llegar hasta los aparejos cuando ya no se pueda hacer nada para salvar las pertenencias y nuestras vidas.

Hubo una “gran” propuesta de gobiernos anteriores, que sostienen los actuales, de llevarnos a la ciudad de Tepic y crear una colonia con toda la población de Cuautla, que disque porque les sale mucho más barato hacer eso que arreglar el lugar. Y la gran cuestión que le hemos hecho ¿Y de qué vamos a vivir en Tepic, si casi todos somos pescadores?, expone el pescador.

Nos han dicho que japoneses y chinos han hecho sus propuestas y proyecciones, y hasta los belgas, han querido arreglar este desastre, con sus respectivas condiciones. A nosotros nada nos dicen, si hay o no esperanzas. Lo que si estamos seguros es que nos pasaron a desgraciar con esta millonaria obra que pretendían levantarse el cuello algunos politiquillos de cuello blanco, que no supieron nada de lo nos perjudicaron y nos van a seguir perjudicando.

Por Pedro Amparo Medina

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