Estos plásticos están ocultos en tus productos de belleza

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Muchas personas no son conscientes de cuánto plástico se oculta tras sus rutinas de belleza y cuidado personal, pero basta detenerse a mirar un momento para encontrarlos.

A primera vista, puede notar el plástico utilizado para empacar su champú, maquillaje, gel de ducha y casi todos los productos de cuidado personal que posee.

A segunda vista, puede prestar atención a los productos de plástico cotidianos que siempre ha usado sin tener en cuenta su huella ambiental: el cepillo de dientes, los rastrillos, las toallitas desechables y los cotonetes. Si mira más de cerca, notará que las pequeñas esferas del exfoliante facial están hechas de plástico y que su sombra de ojos favorita también tiene brillo plástico.

Aún así, no todo el plástico es visible a simple vista. Mientras que los microplásticos son cualquier pieza menor a cinco milímetros de tamaño, las microperlas miden menos de un milímetro, y todavía más pequeños son los nanoplásticos, tan pequeños que pueden pasar a través de la piel humana.

Los microplásticos se agregan intencionalmente a todo tipo de productos y no se limitan a los exfoliantes. Entre otros, los productos que contienen polímeros plásticos son los desodorantes, champús, acondicionadores, geles de ducha, lápices labiales, tintes para el cabello, cremas de afeitar, protectores solares, repelentes de insectos, cremas antiarrugas, humectantes, lacas para el cabello, mascarillas faciales, productos para el cuidado del bebé, sombras para ojos y rímel. En algunos casos, estos productos tienen más del 90 por ciento de plástico.

Los ingredientes plásticos son tan frecuentes porque se pueden agregar para funcionar como acondicionadores de la piel, exfoliantes, abrasivos, purpurina, pulido dental, reguladores de viscosidad para que los productos fluyan, emulsionantes, formadores de película, agentes opacificantes, ligantes absorbentes líquidos, agentes de carga y más.

Los microplásticos en los productos para el cuidado personal pueden irse sin esfuerzo por el desagüe mientras se lava: debido a que son tan pequeños, la filtración de aguas residuales no puede tratarlos, por lo que ingresan fácilmente en ríos y mares.

Como no son biodegradables, cuando están en el mar atraen toxinas y bacterias transmitidas por el agua que se adhieren a su superficie brillante y adquieren la apariencia de alimentos, por lo que son comidos por peces, anfibios, insectos, larvas y animales marinos, en donde pueden bloquear el tracto digestivo o ingresar a la cadena alimenticia hasta eventualmente terminar en nuestros platos.

El impacto de los microplásticos en la salud humana no se conoce completamente, razón por la cual se realiza más investigación para comprender su efecto en el organismo.

“La presencia de basura plástica y microplásticos en el medio marino es un problema grave de creciente preocupación mundial”, dice Heidi Savelli-Soderberg, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en temas relacionados con la basura marina.

“Se necesita una respuesta global urgente de todas las partes interesadas a las descargas de basura y microplásticos en los océanos, teniendo en cuenta el enfoque del ciclo de vida del producto”.

La buena noticia es que puede reducir la contaminación al dar a su baño un cambio de imagen sin plástico. Para saber si su producto contiene microplásticos, puede escanearlo con la aplicación “Beat the Microbead” o buscar los siguientes ingredientes: polietileno (PE), polimetilmetacrilato (PMMA), nylon, tereftalato de polietileno (PET) y polipropileno (PP).

Existen alternativas sostenibles y amigables con el océano, y al exigir productos y materiales libres de plástico, la industria tendrá que responder.

Puede cambiar a envases libres de plástico cuando sea posible, comprometerse a dejar de usar productos que contengan plásticos ocultos y exigir el cambio de las marcas que los usan en exceso.

El PNUMA lanzó la Campaña de los Mares Limpios en 2017 para impulsar un movimiento global de combate a la contaminación plástica. Desde entonces, 60 países se han comprometido a reducir la prevalencia de los plásticos de un solo uso.

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