Espontaneidad vs acarreo: Las marchas que no chocaron

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El pasado domingo 10 la ciudad de Tepic fue testigo de dos manifestaciones de origen y causas distintas. Por un lado los jóvenes estudiantes del movimiento Yo Soy 132 quienes desde hacía días habían manifestado en las redes sociales su intención de hacer su marcha y por el otro lado los priístas que como respuesta convocaron a otra marcha en apoyo a su candidato presidencial Enrique Peña Nieto.

Nada tendría de malo que en la ciudad se desarrollaran dos marchas de manera simultánea, lo reprobable de la situación resulta en el hecho de que el PRI haya convocado de manera irresponsable y provocadora a una marcha para culminar en el mismo lugar en el que sus abiertos contrincantes en la contienda electoral pretendían culminar. Demostrando su lado intolerante y por demás retador, el revolucionario institucional hizo gala de soberbia y demostró la impunidad que le da la complicidad con un gobierno que voltea los ojos hacia otro lado… inclusive ante el riesgo latente de derramamiento de sangre.

Mientras el movimiento Yo Soy 132 preparó desde semanas antes su marcha, convocando a través de las redes sociales a los jóvenes universitarios a la concentración anti-Peña Nieto, se armaron con cartulinas o mantas rotuladas a mano para mostrar sus consignas y consiguieron un sonido y una camioneta para el desarrollo del evento que finalizaría en la Plaza del Bicentenario, al poderoso PRI le bastó con apretar un botón.

Desde el gobierno y los sindicatos comparsa se dio la orden de preparar una marcha para el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar… la consigna: bloquear la marcha de los del 132.

Fue una lucha desigual y tal vez hasta innecesaria. Templetes, bandas musicales, mantas espectaculares, cientos de camiones, camisetas, cachuchas, las infaltables tortas y hasta dinero en efectivo de por medio, fueron sólo parte del gran derroche de recursos que el PRI echó a andar para que sus simpatizantes y candidatos se apoderaran de la plaza.

Los medios de comunicación y los ciudadanos estábamos al pendiente del resultado de las marchas y del evidente y anunciado choque que tendrían en la plaza principal de la ciudad. Afortunadamente las marchas no chocaron. Alguien tenía que poner la cuota de inteligencia que la situación ameritaba y los estudiantes en una clara señal de prudencia decidieron cambiar el trazo de la ruta inicial y evitar pasar por las calles de los provocadores del tricolor para culminar frente a la catedral de Tepic.

Al final el resultado no es el mismo para ambos bandos. El PRI termina siendo como el perro que se quiere morder la cola. Da vueltas en círculos y no sale de sus mismas bases de apoyo obligando a transportistas, maestros, burócratas y sindicatos afines a manifestarse públicamente a favor de los abanderados tricolores… aunque al final ni siquiera voten por él. No gana adeptos, por el contrario, sus derroches cada vez ofenden más a la ciudadanía y los alejan de sus filias.7

El movimiento Yo Soy 132 recoge simpatías cada día. La espontaneidad de sus actos y la carga de rebeldía encauzada genera en los ciudadanos la sensación de una generación que despierta y lucha por sus ideales y derechos. Todo esto muy a pesar del silencio de la mayoría de los medios de comunicación de la entidad para quienes la marcha de los libres no mereció ni siquiera un comentario marginal.

Después de la tensión de ayer ganamos varios. Gana el movimiento estudiantil al demostrar la madurez y prudencia para evitar el choque. Gana el PRI cuyo anabólico músculo no se mancha de sangre. Ganamos los ciudadanos al darnos cuenta de que aún quedan reductos de civilidad política y gana el Gobernador de Nayarit al no tener que salir a explicar al país entero como fue que no pudo contener la provocación de su partido en nuestra capital.

Autor: Alfredo Castañeda

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