Alejandro Gascón y Severiano Ocegueda, al Muro de Honor del Congreso

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Alejandro Gascón y Severiano Ocegueda, al Muro de Honor del Congreso.

Rendir homenaje a la vida y obra de los nayaritas Alejandro Gascón Mercado y Severiano Ocegueda Peña por sus contribuciones a la entidad aprobó el pleno del Congreso del Estado en Sesión Pública Ordinaria.

Sus nombres serán inscritos en letras doradas en el Muro de Honor de la Sala de Sesiones Licenciado Benito Juárez García, donde se honra la grandeza de los hombres y mujeres de Nayarit.

Las iniciativas para inscribirlos en el Muro de Honor fueron presentadas por la legisladora Marisol Sánchez Navarro y el diputado Ignacio Alonso Langarica Ávalos.

Alejandro Gascón Mercado nació el 3 de marzo de 1932 en Aután, municipio de San Blas, fue discípulo de Severiano Ocegueda, personaje que conformó su formación y principios políticos e ideológicos, lo que lo convirtió en ferviente luchador comunista.

Hombre y político ejemplar, íntegro, congruente con su ideología política, a la que nunca traicionó, luchó por el triunfo de la clase proletaria, de la clase obrera, por la instauración del comunismo, vio siempre en el comunismo la solución a todos los problemas; Alejandro era un hombre que formaba y convencía con el ejemplo, como presidente municipal barría las calles de Tepic junto con su equipo de trabajo, para enseñar a la población la importancia de la limpieza.

Gascón Mercado pasó los últimos años de su vida como un hombre sencillo que nunca se enriqueció al amparo del poder público; es un referente obligado como uno de los precursores de la lucha por la transición democrática en México y como uno de los dirigentes de aquella izquierda mexicana que con todas sus contradicciones y sus dificultades transitó de la marginalidad a un espacio de lucha política abierta.

Por su parte, el nayarita Severiano Ocegueda Peña nació el 11 de agosto de 1913 en Mazatán, municipio de Compostela. Maestro de profesión y creador de la obra pedagógica Caminito de Letras, un método para la enseñanza de la lectura y escritura denominado global fonético que él personalmente aplicó durante muchos años y que se convirtió al paso del tiempo en una metodología conocida, divulgada y aplicada por el magisterio nayarita y de muchos rincones de la patria, con el que aprendieron a leer miles de niñas y niños.

Ocegueda Peña es un ejemplo incansable de vocación por la enseñanza que lo acompañó hasta su muerte, que le contagió la directora de la escuela de su pueblo, Concepción González Burke. En 1930 tuvo el placer de estrenar las aulas de la Escuela Normal Rural de Xalisco, inaugurada ese mismo año por el gobernador Luis Castillo Ledón. Tres años después inicia su larga trayectoria como maestro en Santiago de Pochotitán, Calera de Cofrados, San Pedro Lagunillas, Tuxpan y Tepic.


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