A propósito de los políticos y sus lecturas …

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Los Grillos Nayaritas

Por Héctor Gamboa Soto

En la semana otro gesticulador nos reveló su verdadera faz, al cometer los mismos errores del adversario. Ernesto Cordero Arroyo. El precandidato a la presidencia de México por el partido oficialista, criticó los errores cometidos por el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto; sin embargo, en mal momento incurrió en el mismo error de su contrincante, al confundir el nombre de los autores de libros de su agrado. Confundió el nombre de la autora. Resultaría baladí lo sucedido, sino se tratara de dos hombres que pretenden gobernar a México y que en el frenesí de las campañas anticipadas, cuidan cada paso que dan, cada palabra que pronuncian, cada gesto que hacen. Por ello, es su deber inevitable, tratar de engañarnos al mostrar sus fortalezas y no sus debilidades, tal y como sucedió. Es de risa loca.

Sin embargo, ya hemos padecido tartufos similares, que combinan la falsedad con la incultura. El ex presidente Vicente Fox Quezada, quien intercaló su labor de mandatario con la de bufón, nos aclaró bastante que la victoria electoral no está reñida con la ausencia total de cultura, dando ejemplos lastimosos en México y en todas latitudes, de su proclividad para hacer del ridículo una vocación. Pero Fox no se esforzó nunca en tratar de ocultar lo imposible. Incluso hizo alarde de su torpeza y desinformación cultural, al tratar de crear una imagen de “ranchero valiente”, creyendo con ello acercarse a la gente humilde. Craso error, pensar que humilde se equipara a inculto, o peor, a pendejo. En una de sus frases más celebradas, el maestro Alí Chumacero resumió la situación con la exactitud que siempre lo caracterizó: “Contrario a lo que la gente cree, que los pendejos no piensan, están equivocados. Si piensan, pero piensan puras pendejadas”. Fox nos gobernó y lo sobrevivimos los mexicanos.

Así, es cosa común que nos gobiernen personajes de toda índole y quizá los incultos no son los peores. A mi juicio los políticos más cultos que han gobernado México moderno son Adolfo López Mateos y José López Portillo y Pacheco. El más impreparado fue precisamente Vicente Fox Quezada. López Mateos creó el libro de texto gratuito, que por millones recibieron los niños de las escuelas públicas. López Portillo fue escritor de buen nivel. Aunque megalomaniaco dejó constancia de su fluidez con la pluma. Fox Quezada sólo dejó constancia de que ni rebuznar sabía, al desconocer la tonada. Pero la cruel lección es que López Portillo, con toda la erudición que atesoraba, dejó al país en medio de su peor crisis financiera, hundido en un marasmo económico trágico. Y el pollino Fox por lo menos dejó en pié a la suave patria.

¿Cuál es la lección? No lo sé… Cada quien debe apostar por sus convicciones, por sus afinidades, por sus ideas. Pero sinceramente, que tristeza…

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